Tiempos difíciles les ha tocado a los nuevos gobernantes, que asumieron hace apenas unos meses. A la situación económica ya de por sí crítica, con deudas acuciantes, tanto de la Nación como de la Provincia, se le presenta el drama impensado de la pandemia.

Alberto Fernández y Rodolfo Suarez están subidos al mismo barco, al igual que Rodríguez La Reta, Axel Kicillof y el resto de los gobernadores. Casi no hay voces disonantes, sino estrategias disímiles para sobrellevar la apertura al confinamiento de acuerdo con la situación de cada lugar, pero con la venia del gobierno nacional.

La decisiones no son sencillas cuando hay que moverse entre la dramática situación económica, la cuestión de la pandemia y el agobio de la población. Por eso cada paso sólo puede ser efectivo si es acompasado entre los gobernantes, sin fisuras, porque es clave dar señales de control de la situación, acumular legitimidad de gestión.

El presidente lo hizo notar con su agradecimiento a los gobernadores cuando anunció la “fase cuatro”, excepto para la región metropolitana del AMBA. De paso, acicateó con dureza, sin nombrarlos, a quienes le critican la estrategia de cerrar la economía. Fue una forma de meter cizaña en la oposición, aislando un sector respecto de quienes tienen la responsabilidad de gobernar.

Sigue fuerte Alberto Fernández en el centro del ring, pero la gravedad de la situación económica cada día golpea más y más a millones de habitantes en todo el país. Por lo cual, su estrategia de polarización para justificar la continuidad de la cuarentena puede darle réditos hoy, pero quizás sea una mala inversión para cuando se le agote el crédito y deba gobernar para sacar el país adelante. Activar la economía será un clamor creciente y necesitará consensuar políticas hasta con los que hoy el Presidente está descalificando.

Por si fuera poco, Alberto Fernández deberá decidir qué y cómo hará con la oferta a los bonistas para no llevar al país a un nuevo default, algo que nadie desea, por la mala experiencia de la gestión fallida de Rodríguez Saá.

¿Y por casa?


Ya ha quedado definido el perfil de gestión de Rodolfo Suárez, de temperamento moderado pero decisiones fuertes. Quedó claro con los anuncios en la apertura legislativa, y por cómo está piloteando la crisis de la pandemia. 

Una batería de acciones anticipadas, una fluida adecuación a las decisiones del gobierno nacional y una acertada comunicación con los sectores muestran a un gobierno sólido ante la poblemática, con buenos resultados en el aplanamiento de la curva de contagios.

El rol de los intendentes ha sido clave a la hora de relevar la situación territorial y de articular las excepciones necesarias a la cuarentena. Ahora el gran desafío lo tiene el gobierno provincial, junto a los intendentes, de diversos colores, del Gran Mendoza, para empezar a caminar la apertura progresiva de la actividad económica y social. Un imperativo del momento que no tiene mucho margen de espera. 

Protocolos, nuevos hábitos, conciencia ciudadana para transitar la “nueva normalidad”, en una etapa donde el rol del Estado, tanto provincial como municipal será cruciar para apuntalar con programas específico y financiamiento la actividad económica.

Las necesidades financieras de la provincia, que ha perdido una porción importante de sus ingresos, más los compromisos de pagos de la deuda requieren la ayuda indispensable de la Nación, por lo cual la gestión de nuestros representantes debe ser más afinada que nunca.  Por eso metió mucho ruido las escaramuzas con la senadora Anabel Fernández Sagasti, quien oportunamente aclaró que la había llamado el gobernador y se desligó de cualquier tipo de suspicacias. Hoy más que nunca los mendocinos estaremos pendientes de cómo se posiciona la dirigencia frente a las urgencias que tiene  la Provincia.

Estado de situación

La nota positiva vino de la mano de la vitivinicultura: tras gestiones de la COVIAR, el INV y los gobiernos provinciales, el sector logró ingresar los principales rubros de la cadena vitivinícola al programa nacional de asistencia al trabajo y la producción.

También se dieron a conocer los datos del crecimiento de la exportaciones en el primer cuatrimestre del año. El INV informó que se exportaron 146 millones de litros, 54 millones más que igual periodo del año pasado. La venta de vino a granel en el mercado externo creció 167 por ciento. Y las exportaciones de mosto subieron 17,4 por ciento en la medición interanual. Son datos alentadores en tiempos de pandemia, que reflejan el trabajo realizado por el sector durante todo el año pasado.

Pero una muestra de la situación que están atravesando las fuerzas productivas, la da la encuesta realizada por la Cámara de Comercio, Industria, Agricultura y Turismo de Tunuyán.

El 70 por ciento de las empresas consultadas sostiene que tuvo problemas para pagar los sueldos y, en igual porcentaje, estiman que los próximos 90 días se les agravará la situación. La mayoría desprueba la gestión de asistencia gubernamental y bancaria. Salvo un 16 por ciento de los encuestados que prefiere seguir en cuarentena rígida, predomina la idea de apertura gradual por actividad y con protocolos sanitarios.

El relevamiento exhaustivo muestra una situación que no debe ser muy distante de la problemática en cada rincón del país, una radiografía que no debería desestimar Alberto Fernández,  por más que se la agarre con los opositores que piden que atienda la cuestión económica. La imagen positiva no es un crédito que dure para siempre.